miércoles, junio 24, 2020

El Fantasma del Comunismo y la Manipulacion

La estrategia de espantar a la gente gritando "comunismo" es muy efectiva en una población ignorante sobre política. La ecuación es sencilla: los convences de que "comunismo" significa opresión, miseria y hambre. Luego les haces creer que cualquier cosa que no le guste o no le conviene a ciertos grupos políticos es parte del comunismo o llevará al comunismo. Si quieren verse sofisticados, usarán frasecillas mamalonas y carentes de sentido como "marxismo cultural", o "neomarxismo posmoderno".

Así los tendrás protestando contra el fin de la segregación o contra el ambientalismo, o contra la equidad de género, o contra los derechos laborales, o los servicios públicos, o el matrimonio gay. En fin, cosas para las que ni hay que ser comunista para apoyarlas. O nomás decirles que tal o cual persona o agrupación es comunista. Y dado que no poseen el menor criterio para analizar sus acciones, sus objetivos o sus palabras, y juzgar si en efecto son o no son comunistas, caen en el juego.

La ignorancia es madre de la credulidad:


Como los televidentes de Fox News, que juraban por sus rifles de asalto y sobre la Biblia que Obama era un peligroso comunista. Esos mismos atarantados fueron luego los que llevaron al poder a Trump, y hoy protestan porque creen que obligarlos a mantener su sana distancia y usar cubrebocas es comunismo.


Entonces, en la protesta anti-Amlo de finales de mayo de 2020 encontramos carteles así:


Ni Amlo ni Morena son comunistas, ni socialistas. Relativamente hablando, son de izquierda, pero eso es porque el resto de las opciones en la partidocracia están a tan a la derecha que es lo único que nos queda. Si Amlo militara todavía en el PRI, sería del ala izquierda de ese partido. Si quieren entender qué es el socialismo y por qué Amlo no lo es, les recomiendo mucho este texto de Juan Pablo de Tavira

Bueno, pero si Amlo no es socialista, ¿qué es? Según Adela Cedillo, su escuela de pensamiento político sería el "nacionalismo revolucionario", es decir, el ala izquierda del viejo PRI, mezclado con una ética cristiana evangelista, muy lejos de la izquierda radical y combativa.

Como jefe de gobierno y candidato presidencial en 2006, AMLO puso en primer plano a los "pobres," un término que no debe leerse como herencia del populismo sino en alusión a la "opción preferencial por los pobres." 

El problema con esta vertiente religiosa fue que, en los hechos, reproducía relaciones verticales y de patronazgo, en las que el sujeto privilegiado debía llevar a cabo sacrificios personales para ayudar a los pobres a superar su condición. Mientras que la caridad es vertical y reproduce las relaciones de poder, la solidaridad es horizontal y empodera al que la da y al que la recibe; esta también es una de las líneas divisorias entre tener o no una ética de izquierda. 

Los programas sociales de AMLO como jefe de gobierno tenían un aire innegable de caridad cristiana. No es que el Estado no sea responsable de proteger a los más vulnerables, pero debe hacerlo apelando no a un mínimo necesario para su sobrevivencia sino al máximo posible para garantizar su vida digna. 

Si bien discursivamente AMLO ha sido fiel hasta el anacronismo al nacionalismo revolucionario y al liberalismo republicano, ha sido su visión social con tintes religiosos la que lo ha posicionado como el político más popular del país. Quienes desconocen la historia de la izquierda mexicana, no han vacilado en atribuir dicha venia social a la pertenencia de AMLO a la izquierda, pese a que él mismo nunca se ha colocado en esa categoría. 

Como presidente, AMLO ha llevado a cabo medidas menos progresistas y más draconianas que cuando fue jefe de gobierno de la CDMX. Entre las más sorpresivas destacan sus políticas en detrimento de la clase media ilustrada. AMLO no se percibe como ajeno a la clase media ni a los intelectuales, por el contrario, se considera uno de ellos basado en su experiencia como profesor universitario y en la publicación de 18 libros. 

AMLO aspira a que el sector ilustrado siga su ejemplo de reducir salarios y beneficios laborales, trabajar tiempo extra sin paga y hacer todo género de sacrificios por la patria y por los pobres. Lo que dice sin decir en su discurso es: "si yo que soy el máximo líder puedo, ustedes tienen que poder." AMLO le está pidiendo a una comunidad que ya ha sufrido demasiado por los embates del neoliberalismo que sea mesiánica y heroica. 




En México es particularmente burdo acusar al Peje de comunismo; es de una imbecilidad que insulta a la inteligencia. Pues las medidas que la oposición derechista llama "comunismo", ni siquiera son particularmente progresistas o de izquierda. ¿Qué hay de comunista o socialista en la militarización de la seguridad, en dar concesiones a empresarios cuates, o la reducción del presupuesto para la ciencia y el gasto social? Es la clase de cosas que los derechistas harían de estar en el poder. Es la clase de cosas que han hecho.

Es la clase de cosas que nos tienen molestos a los izquierdistas. Y cuando alguno de nosotros, los zurdos, manifestamos nuestro descontento con la administración de Amlo, llegan los otros a decir "se les dijo". Pero no fue así, señorones. Ellos nunca dijeron "se harán megaproyectos que afectarán al medio ambiente y despojarán tierras indígenas, mientras se favorece a ricos empresarios aliados del régimen"; no nos advirtieron de que "formaría alianzas con los grupos evangélicos más retrógrados y siniestros, socavando la laicidad del Estado". No, ellos hablaban de "comunismo" y "Venezuela". Y siguen hablando de lo mismo.

Es lo que más me desconcierta: la enorme ignorancia de esta gente. Nunca escogen las fallas reales, los desatinos y promesas incumplidas de este gobierno; de todo lo criticable que tiene el Peje, prefieren elegir atacar a un fantasma que sólo existe en su paupérrima concepción de la realidad sociopolítica. Afectados por un tremendo caso de Dunning-Kruger (mientras menos sepas de algo, más piensas que sabes y más atrevidas son tus opiniones), sin entender en qué consisten las ideologías políticas, se lanzan a vociferar contra el coco castrochavista que se esconde debajo de sus camas.

Sin comprender el enorme descontento social que encontró una esperanza en la promesa morenista, no han pasado del discurso de "gente huevona que no quiere trabajar y nomás quiere que le den cosas gratis", mientras ellos mismos se plantean como "los únicos que trabajan, producen y piensan", y que están siendo "oprimidos", condenados al hambre, por Amlo. ¿Cómo, exactamente, me pregunto?

Y ésta es la gente que quiere ser oposición. Ésta es la gente que se cree inteligente, a diferencia de los chairos tontos. Pero los ignaros son ellos; dudo mucho que la dirigencia del PRI, el PAN y el empresariado que quedó fuera del círculo exclusivo de favorecidos por la 4T realmente crean que Amlo es comunista. Simplemente agitan el espantajo frente a los ojos de una clase media que se cree alta para movilizarla en contra de sus rivales.

Y es entonces cuando pienso: Si la alternativa era tener contenta a esa panda de zafios y empoderada a esa palomilla de oportunistas, no me arrepiento de haber votado por el Peje, por muy decepcionado y encabronado que esté con su desempeño.

La verdadera oposición a Morena no son los políticos prianistas, ni los ridículos protestando desde sus autos contra el "comunismo", ni las señoras compartiendo cadenas de WhatsApp sobre cómo Amlo les va a quitar su casa, ni mucho menos pseudointelectuales de Twitter y YouTube. La verdadera oposición a la 4T son las colectivas feministas, las agrupaciones indígenas, las organizaciones activistas por los derechos humanos, los científicos que tienen que batallar para poder hacer su trabajo sin recursos en un país que no lo valora, los ambientalistas que siguen en la lucha aunque sus líderes sean asesinados (y el Estado morenista no haga nada por protegerlos).

Y esa oposición no tiene ni tendrá jamás cabida en los proyectos del PRI o el PAN. Con todo, tienen más posibilidades de incidir en el curso del país bajo un gobierno morenista. Además, en la 4T podrán estar impresentables como Manuel Bartlett y su junior. Pero también están personas como Olga Sánchez Cordero, Marcelo Ebrard o el mismo Hugo López-Gatell, que se ve que han tenido un trabajo muy arduo para hacer lo necesario en dirección contraria a los disparates que dice el viejo chocho cada mañana, pero sin confrontar directamente al jefe. La 4T es una mezcolanza de esperpentos y oportunidades, y sólo por eso hay en este cambio más esperanza que en la alternativa de haber seguido como siempre.

Mi lealtad está con las causas que defienden esos grupos, los que representan una auténtica oposición contra el poder. Mismos a los cuales los incondicionales seguidores del Peje desdeñan, pintándolos como manipulados por la derecha, cuando no parte de la derecha misma.

Los paranoicos de la fobia al comunismo están lejos de ser la clase dominante que a ellos mismos y a los seguidores de Amlo les gusta pensar. Es más probable que un infortunio les haga bajar al escalafón de uno de sus empleados a que un golpe de fortuna los lleve a convertirse en unos Carlos Slim. Pero lo cierto es que en su mayoría son bastante fresones, whitexicans pues!, y llenan sus actos y palabras de clasismo, racismo, prepotencia, analfabetismo político e insensibilidad social que resultan odiosos.



Estos atarantados son los que seguramente votarían por cualquier Bolsonaro, Trump o Duteterte que les prometiera "salvarlos del comunismo". Eso es lo que me da más miedo, que la 4T fracase de forma tan absoluta que le abra la puerta al fascismo. Un fascismo al que esa gente "buena y trabajadora" le dará la bienvenida.

jueves, marzo 21, 2019

Los Fifis en Mexico

Revisando mi FB encontre una imagen muy curiosa:


Para empezar, [nota mental a mi amigo(a)] tú no eres el(la) fifí. El fifí es el jefe, ése que evade impuestos y no sólo no te da las prestaciones que marca la ley, sino que no te paga lo suficiente y tienes que recurrir a Uber o Airbnb sólo para que puedas juntar para tus gastos.

Tú eres una persona igual de jodida que todos nosotros, pero como pensar que estar jodido es ser un perdedor, entonces quieres verte a ti mismo como un chingón que le está chingando duro, que si tienes que chambear tanto hasta quedar exhausto es porque eres un triunfador en ciernes construyendo un prometedor futuro. Que estás más cerca de ser tu jefe explotador que de ser el otro individuo jodido que se sienta a tu lado, y que por lo tanto los intereses de tu jefe explotador son los mismos que los tuyos. Eso es incluso más ridículo que el PyMempresario que cree que sus intereses son los mismos que los de los monopolistas multimillonarios.

Pasa que te han convencido que el cambio está en ti mismo. Pues no importa qué tanto nos digan las ciencias sociales y la economía que es un mito todo aquello de que los pobres son pobres porque quieren, que los ricos se han ganado lo que tienen y que todo es cuestión de juntar esfuerzo y talento. Tú igual te lo crees, porque asusta menos un mundo fundamentalmente justo en el que sólo tienes que encargarte de tus propios asuntos, que un mundo caótico en el que nuestras vidas dependen en gran parte de fuerzas sobre las que no tenemos ningún control.

Muestra que te queda mucho sin entender. Porque hay un monton que se le puede criticar al Peje y a su Cuarta Transformación. Por ejemplo, eso de motejar de "mafia" o "fifís" a todos los que lo critican, porque al hacerlo no sólo descalifica a una crítica cuya existencia es fundamental para la democracia, sino que hace difícil identificar a las oligarquías clasistas que de hecho se han beneficiado de la corrupción sistémica y la desigualdad social.

Pero a ti lo único que se te ocurren son dos cosas:
  1. Que los que votan por Amlo son unos vagos muertos de hambre que querían que les regalaran dinero y
  2. Venezuela!!!
En lo último demuestras que no sabes de política internacional, porque te caiga bien o mal el bolivarismo, no se necesitan más que dos dedos de frente para entender que no tiene nada que ver con el Peje. Pero lo primero es lo más infame, porque además de estúpido es canallesco, asumiendo que los que tienen menos que tú, los pobres, los “muertos de hambre”, son inferiores a ti en todo sentido.



Es lo que yo llamo la estrategia "odiar a los jodidos": hacer que la gente dirija su inconformidad y resentimientos no contra las clases privilegiadas, sino contra los de abajo: los pobres, los inmigrantes, las mujeres, las minorías raciales. El discurso siempre es el mismo, hacerles pensar que (de alguna forma que supera a la lógica) estos grupos jodidos en realidad tienen más privilegios que uno, que son pobres y huevones, pero que el gobierno los mantiene y les da de todo, mientras uno se esfuerza por ganar cada centavo con el sudor de su frente.

Pues no. ¿A quién crees que le ha regalado dinero el gobierno por décadas? A empresarios cuates que reciben concesiones con las que ganan millonadas. A políticos cuates a los que les toca hueso en alguna institución de gobierno a cambio de votos y acarreados. A las corporaciones a las que exenta de impuestos por alguna caridad intrascendente o porque "generan empleos" (no "se aprovechan de la mano de obra barata").

Las medidas asistencialistas que han llevado a cabo los gobiernos, los programas de "apoyos" que no son sino limosnas, no son para que los pobres puedan seguir de vagos echados en sus hamacas mientras esperan el siguiente subsidio, sino apenas para paliar la situación, para sobornar temporalmente su descontento, ante el verdadero problema: que a pesar de que igual se parten la madre trabajando todos los días, siguen siendo pobres, incapaces de acceder a servicios básicos de calidad.

Y sí, ese dinero viene de ti y de mí, clasemedieros profesionales que no están viviendo el sueño capitalista que nos prometieron en la prepa. ¿Y qué crees? muchos votaron por Amlo. Y muchos profesionistas, científicos, intelectuales tambien. Y ninguno está esperando que lo mantengas con tus impuestos. Queremos sí, que haya un sistema de impuestos progresivos que le cobren lo justo a ojetes con tu jefe explotador, para que se financien sistemas de salud, seguridad y educación de calidad, obras públicas y programas de verdadero desarrollo social que ayuden a las personas más vulnerables a superarse, de forma que las condiciones del país mejoren para que se beneficien a todos. Porque, a lo mejor no lo habías pensado, pero no te conviene vivir en un país lleno de inseguridad y pobreza extrema.

¿Quién que conoces que haya votado por el Peje lo hizo esperando dinero regalado? ¿A quién de  crees que estás manteniendo con tus impuestos? Como tú, como muchos, cada quien votó pensando que su candidato gobernaría de tal forma que nos beneficiaría como país. Puedes, si tienes datos y argumentos, plantear que esa confianza era ingenua, o acusar el fanatismo de quienes se aferran a ella a pesar de las evidencias de que las cosas están saliendo mal.

Pero, si lo único que tienes que decir es "pinches gatos muertos de hambre", pues realmente no tienes nada que decir. Sólo expresa roña clasista de parte alguien que cree estar en un escalafón más alto del que en realidad ocupa.

Hace años los chairos despotricaban contra el gobierno de Peña Nieto sin siquiera entender en qué consistían sus políticas o por qué estaban mal, o hasta basándose en información falsa. Pos ahí estás tú, haciendo lo mismo, pero con el Peje.

¿Quieres formar parte de una ciudadanía crítica que vigile al gobierno para que cumpla con su trabajo? Déjate de memes y prejuicios imbéciles, ponte a leer libros y artículos de análisis en fuentes serias, ejercita el pensamiento crítico y el escepticismo y, sobre todo, saca la cabeza de donde sea que la tengas. En otras palabras, ya ponte a trabajar!!!

jueves, julio 12, 2018

Hasta pronto Pendejistán, Bienvenidos a Pejekistán


Que tal mis estimados terricolas y habitantes del tercer mundo. Decía que la victoria de AMLO era esperada porque así lo anunciaban las encuestas y prácticamente todos los textos de análisis político que se publicaron en los meses anteriores a la votación. Pues creo que éramos varios los que, con todo y eso, temíamos que la mafia del poder nos pudiera salir con alguna sorpresita y que se nos cayera el sistema a media noche para dar como ganador a Anaya o Meade.

Pero si el triunfo de AMLO era esperable, lo que sorprendió fue la aplastante victoria de su partido, Morena en diversas gubernaturas, alcaldías y en las cámaras. Eso sí yo no lo vi venir; pensé que los tres poderes y los tres niveles de gobierno quedarían divididos más o menos parejamente entre PRI, PAN y Morena. Ahora nos enfrentamos a un escenario en el que el partido de AMLO tiene una presencia inusitada en todas partes.

Eso puede ser bueno y puede ser malo. Morena podrá hacer y deshacer con mucha libertad de maniobra. Dependerá mucho de cómo use Morena ese poder, si para traer el cambio que se necesita, o para beneficio exclusivo de sus militantes y aliados (en especial de la banda de garrapatas que están subiendo al poder ahora). Muchas cosas pueden salir bien o mal, pero nosotros, como sociedad, podemos hacer nuestra parte para empujar el timón hacia el rumbo que nos conviene a todos.


La Esperanza de México
En mi debraye sobre el Peje y qué esperar de él, decía que como persona es mucho menos progre de lo que muchos de nosotros quisiéramos. Es un viejito mocho, pues. Pero un viejito mocho que de verdad se preocupa por los pobres y que promete acabar con la corrupción (creo en su sinceridad, soy escéptico de su capacidad).

En cuanto a Morena, a las personas que ahora suben junto con AMLO, hay una diversidad tan enorme que es muy difícil saber qué esperar de cada caso. Están todos aquellos oportunistas del PRI y el PAN que se pasaron a Morena cuando vieron quién sería el ganador. Pero también hay personas que merecen todo mi respeto, gente comprometida con las causas e ideales de la izquierda.

Un pequeño, pero significativo ejemplo: Olga Sánchez Cordero, ex ministra de la Suprema Corte de la Nación y virtual secretaria de Gobernación del próximo presidente. Como ministra se destacó por sus posturas progresistas y su trabajo a favor de los derechos humanos. Como Secretaria de Gobernación ocuparía el que es prácticamente el segundo cargo más importante del país (además de ser la primera mujer en hacerlo).

En las últimas semanas ha anunciado que trabajará en pos de políticas como la despenalización de la marihuana, la legalización del aborto, la amnistía para que delincuentes que no han cometido crímenes violentos relacionados con el narcotráfico (como el narcomenudeo o el cultivo de marihuana) puedan apartarse de la vida delictiva y reintegrarse a la sociedad (por favor, lean bien de qué se trata antes de escandalizarse), el derecho a la eutanasia y la autonomía del poder judicial en los estados (además de refrendar su compromiso con los derechos humanos).

Hablando de “la primera mujer que”, de estas elecciones resulta el primer gabinete paritario de la historia, es decir, que tendrá una mitad de hombres y una mitad de mujeres. Sorprendentemente, esto mismo ha ocurrido en ambas cámaras: nunca las proporciones habían sido tan equitativas. Sí, sé que muchos piensan que no importa el género de los funcionarios, sino que sean honestos y competentes, y en principio tienen razón, pero no me van a decir que los otros gabinetes y las otras legislaturas, predominantemente masculinas, han sido súper equipos de ensueño en los que cada uno de sus miembros había ganado su lugar por sus propios méritos. Así que, como se quiera ver, esto representa un avance, aunque sea simbólico, y abre las puertas a una mayor participación de las mujeres en la política, que puedan estar allí para representar sus intereses y defender sus derechos.

Factores como éstos, y detalles como que en uno de sus discursos de victoria, AMLO se ha convertido en el primer presidente en hacer referencia a las personas de todas las preferencias sexuales, pueden parecer pequeños a simple vista, pero teniendo en cuenta el atraso en que México se encuentra en esos temas, pueden llegar a ser muy significativos y los anuncios de grandes cambios por venir.

Pero así como las cosas pueden resultar bien, pueden resultar mal, o por lo menos ser decepcionantes. La victoria de Morena mandó al PRI a un agujero más profundo del que había estado después de 2006. El PRI perdió todas las gubernaturas en las que hubo elecciones este año y se ha convertido en una fuerza insignificante en las cámaras. ¡Eso es digno de celebración! Espero que a ese grupo delictivo disfrazado de partido político le queden pocos años de vida. Pero también temo que el PRI pueda sobrevivir entre las filas de Morena como Hydra en SHIELD… Ya muchos priistas están allí, pero además el ADN político del PRI, la forma de concebir el actuar el político, es muy insidioso y tiende a permanecer en nuestra cultura, sin importar los partidos. El afán de AMLO de no enemistarse con Peña me parece preocupante.

El EZLN anunció que se mantendrá distante de AMLO. Esto es completamente congruente con la trayectoria del EZLN, que siempre ha mantenido una postura escéptica y desconfiada de las instituciones políticas mexicanas y de la democracia electorera. El texto con el que lo anunciaron está medio mamón, pero el punto es comprensible: mientras el sistema siga siendo capitalista, el cambio no será significativo. De todas formas, me alegro de que los zapatistas estén ahí, porque se necesita de una oposición que no deje de señalar las deficiencias del sistema político mexicano, y de proponer vías alternativas para la mejora de las condiciones de vida de los indígenas.

Por supuesto, cuando salió esa noticia, no tardaron en aparecer los fans incondicionales del Peje, que se dedicaron a tachar a los zapatistas de “traidores”, “ridículos” y hasta “perros del PRI”. Ésa es la parte que me preocupa: que cuando haya críticas, disenso u oposición al Peje, no importa de dónde vengan, sus seguidores se encargarán de deslegitimarlas y ningunearlas. Esto puede ser un obstáculo para quienes quieran transformar al país de formas que vayan más allá del proyecto morenista.

Como ya había dicho antes, los zombis anti-peje son por lo menos tan tontos como los pejezombis. La victoria de AMLO los hizo deshacerse en berrinches llenos de clasismo y racismo.

Una parte privilegiada de la población de verdad cree que:
  1. Son ricos porque lo merecen, porque son mejores y más listos que los demás; y 
  2. Su rechazo al Peje proviene de esa superioridad intelectual y moral.
Para empezar, creerse la falacia de la meritocracia capitalista ya requiere sus buenas dosis de ingenuidad e ignorancia. Pero además es de risa loca ver a un montón de nenes fresas vomitar ignorancia mientras acusan a los demás de ignorantes.

Quienes rechazan al Peje tienen la oportunidad de convertirse en una verdadera oposiciónSi y solo si se educan en historia y política, si empiezan a leer libros, periódicos y artículos de análisis. Es la oportunidad para que mejoren su cultura política.
Pero si en vez de eso se quedan con memes y prejuicios de clase, entonces lo único que lograrán será jugar un papel análogo al de los rednecks que se oponían a Obama: hacer el ridículo repitiendo la consporanoia de que el señor es comunista y va a quitarles sus escopetas. Y no porque AMLO sea comparable a Obama, sino porque hasta ahora los anti-AMLO han demostrado tener la profundidad de análisis que el televidente habitual de Fox News (o peor: InfoWars). Por los menos los rednecks tienen la justificación de ser mayormente pobres y no tener acceso a una buena educación… Los niños fresas y las señoras fufurufas, ¿qué excusa tienen para seguir creyendo tanta pendejada?


El Trumpo

Por último, quisiera aclarar algo que se ha estado repitiendo mucho desde hace tiempo: la noción de que AMLO es el equivalente mexicano a Trump(???). Es una idea tan absurda que no puede ni siquiera tomarse en serio, y que sin embargo ha estado apareciendo en diversos medios de opinión.
Pero, ¿en qué se parecen AMLO Y Trump? Las similitudes relevantes son pocas; es cierto que AMLO es populista, en el sentido de que apela a las emociones de las masas y plantea una dicotomía entre el pueblobueno y la élite en el poder que ha echado a perder a un país que podría ser grandioso. Otra similitud es que ambos parecen estar excesivamente convencidos de su propia grandeza y de que estar en el poder es todo lo que se necesita para solucionar las cosas.

Pero, fuera de eso, ¿qué hay de comparable?
  • ¿Acaso AMLO ha mantenido discursos de odio contra los inmigrantes o los musulmanes? 
  • ¿Hay grabaciones de él alardeando de haber abusado sexualmente de las mujeres? 
  • ¿Acaso AMLO está siendo respaldado por grupos de odio como el Ku Kux Klan o la Alt-Right? 
El Peje ha dicho algunas tonterías, como lo de los ventiladores de energía eótica y lo de que sacar petróleo no tiene ciencia, pero:
  • ¿Ha hecho burla de los discapacitados? 
  • ¿Ha dicho que los derechos humanos deban ser ignorados o violentados? 
  • ¿Ha amenazado con guerras comerciales contra otros países o ha alienado a nuestros aliados tradicionales? 
O los miembros de su equipo:
  • ¿Acaso Olga Sánchez o Tatiana Clouthier se parecen en algo a los racistas y misóginos como Michael Pence y Jeff Sessions? 

Ya sé: algunos comparan las constantes alusiones del Peje a la ambigua “mafia del poder” con el discurso de odio trumpista contra los inmigrantes (¡o incluso con el odio de Hitler contra los judíos!). Esto es absurdo a niveles de subnormalidad. Aunque el concepto de “mafia del poder” es fluido y convenenciero, ¿quién negaría que la clase política mexicana tiene un problema de corrupción y abuso de poder gigante? Ciertamente no los datos. ¿Cómo puede compararse el achacar culpas a ricos, poderosos y sabidamente corruptos, con predicar el odio hacia grupos históricamente perseguidos? Digo, a menos que quieran invocar los fantasmas del “clasismo a la inversa” y otras ficciones.

Entonces, ¿de dónde viene esta insistencia en compararlos? En México, me parece, viene de la tradicional pejefobia y de que el discurso de la “guerra sucia” de 2006 ha cambiado poco. Pero, cuando se trata de medios anglosajones como The Washington Post, The Wall Street Journal y The Economist, ¿cómo explicarlo? Bueno, cuando pensamos que la misma gente hizo la igualmente ridícula equivalencia entre Trump y Bernie Sanders, la cosa me parece que se explica por una miopía en el establishment liberal centrista (ése que quería hacer pasar a Clinton como "izquierda").

De hecho, leyendo esos artículos, parece que lo que más les preocupa es que la política económica del Peje sea nacionalista, proteccionista y con miras a coartar el libre comercio. Tampoco es que AMLO sea una amenaza al neoliberalismo, pero por alguna razón su discurso pone nerviosos a algunos. Como ya había dicho, hablando de las razones económicas del ascenso de la ultraderecha en los últimos años: 
La ceguera de los defensores del establishment se ve también en su incapacidad de distinguir entre diferentes manifestaciones de descontento, y entonces ponen al Tea Party y a Donald Trump en el mismo saco que Occupy Wall Street y Bernie Sanders. Desde el punto de vista del establishment, todos son movimientos de advenedizos que se atreven a cuestionar la sabiduría de la clase política y la eficacia del sistema, y que enardecen a las masas (que de otra forma no darían lata).  
Que de un lado se predique el odio, el miedo y el regreso a un pasado idílico que nunca existió, mientras que del otro se predique la esperanza, la justicia social y un futuro que puede ser mejor para todos, no parece marcar ninguna diferencia para los defensores del establishment.

Una y otra vez, los intelectuales del liberalismo centrista fallan en reconocer las causas del descontento social y en vez de combatirlas o por lo menos denunciarlas, insisten en defender un statu quo caduco con la premisa de que “podríamos estar peor”. Este texto de Yascha Mounk de Foreign Affairs, que también cité en aquella entrada, lo explica muy bien:

“El populismo de izquierda, que se revitaliza entre las democracias occidentales, se concentra en asuntos económicos. A diferencia de su contraparte en la derecha, cuyas plataformas se basan en amenazas exageradas o inventadas, ellos se enfocan en problemas muy reales: corrupción gubernamental y corporativa, desigualdad económica creciente y el estancamiento de la calidad de vida.
Estos populistas económicos están en lo cierto al señalar que las democracias contemporáneas están lejos de ser infalibles. Dejada a sí misma, la democracia capitalista tiene una tendencia a poner más poder en manos de los ya poderosos y más riqueza en manos de los ya ricos. Para contrarrestar esta gradual erosión de la justicia económica y política, las democracias necesitan ocasionales erupciones de ira popular. En este sentido, el populismo de izquierdas puede ser un correctivo importante a la tentación autocomplaciente a la que toda élite es susceptible a caer tarde o temprano.”

Tampoco es que AMLO sea un Bernie Sanders mexicano; le falta la congruencia ideológica y el compromiso con las causas sociales progresistas, entre otras virtudes. Pero sí las formas de pensar izquierdistas que encontraron su cauce en la candidatura de Sanders son muy similares a las que se han sumado al proyecto del Peje.

En fin, para leer artículos más centrados acerca de AMLO, es mejor checar las siguientes piezas de The New Yorker, Al Jazeera, The Jacobin y sobre todo Democracy Now. Hasta la cobertura de John Oliver, aunque simplificada, es bastante más equilibrada que otras en medios nacionales y extranjeros. El comediante británico dijo que AMLO es una extraña mezcla con un poco de Trump y un poco de Bernie SandersLa mayoría de los medios, por supuesto, sólo tomaron nota de la comparación con Trump.


Epílogo
¿Qué nos espera? Les voy a confesar algo: como a muchos mexicanos, el triunfo de AMLO me llena de optimismo, pero no por él, sino por las oportunidades que se abren. Lo cierto es que no podemos permanecer pasivos hasta que nos lluevan soluciones del cielo. La participación de la ciudadanía sigue siendo tan vital como siempre, si no es que más, porque tengo la confianza que se abrirán muchos nuevos espacios para que ésta tenga más influencia. Éste es el momento para que grupos activistas y organizaciones de la sociedad civil encaminen sus esfuerzos a impulsar los cambios que no serán iniciativa del nuevo gobierno.

Es el momento para que grupos feministas y LGBTQ+ presionen a los nuevos funcionarios electos para que saquen a nuestro país del atraso en materia de derechos para estos grupos. El momento para atacar el clasismo y el racismo en nuestra cultura, que se manifiestan furibundamente en el descontento de los anti-peje ardidos. En fin, que se nos anuncia la oportunidad de crear, construir, transformar muchas cosas en nuestro país.

Éste podría ser el inicio de una nueva primavera democrática para nuestro país.

jueves, junio 14, 2018

AMLO alias el Peje

Llegó el momento de hablar del Peje...
 


En las elecciones del 2006 ojalá hubiera ganado AMLO; seguro no viviríamos en una utopía socialista, pero por lo menos no nos habríamos hundido en la guerra civil en las que nos metió esa bestia que fue Calderón.

En las del 2012 intenté votar por AMLO, pero no tuve certeza de que mi voto halla contando debido a las practicas fraudulentas de aquel IFE para con los que votamos desde el extranjero. El sexenio de Peña Nieto fue peor de lo que imaginaba en temas como la inseguridad y la corrupción: año tras año se rompieron los récords de violencia (y éste ha sido el proceso electoral más violento de la historia), y el gobierno quedó desprestigiado ante el mundo.

No me clavaré con esto ahora, pues en un futuro quiero escribir una síntesis del desastre que ha sido el gobierno peñista. Lo único bueno es que ante tanta incompetencia el PRI se ha vuelto a joder solito (los creía más listos y diabólicos), y de nuevo retrocede hasta el tercer lugar en esta competencia y seguro que el siguiente mandatario no provendrá del Tricolor.

Este 2018 es una vergüenza que el "Bronco" (el verdadero Trump mexicano), vaya a estar en las boletas y Marichuy no. Habla muy mal de nuestro país.

No simpatizo con el Peje. No representa, en su persona ni en su organización, a la izquierda que yo quiero. Peor: con su insistencia en ser el líder único e indiscutible por tres elecciones presidenciales, ha impedido que surja otra opción de izquierda, más moderna e ilustrada. Este caudillismo ha sido un lastre para la evolución de la izquierda en nuestro país: desde 1988, en treinta años, hemos tenido sólo a dos candidatos presidenciales. Lamentable.

Sí creo que en 2012 era el “peor es nada”. De hecho, significaba, a pesar a de sus defectos, una opción por mucho preferible. Ahora, se ha vuelto más pragmático, al parecer, y preferido hacer alianzas que le hagan más fácil el camino al poder que aferrarse a la pureza ideológica. Eso sería bastante aceptable, de no ser porque entre sus aliados se encuentran impresentables con tremendos historiales de corrupción, oportunistas que están ahí porque su propio partido no les dio hueso y, para colmo de males, los talibanes cristianos del Partido Encuentro Social (y no olvidemos al yunquista Manuel Espino).



AMLO me exaspera. Mas no me asusta. Como lo dije hace tiempo a unos zombies antipeje, el miedo contra AMLO es totalmente infundado. Se basa muchas veces en la ignorancia (no saben qué es el socialismo, ni entienden que el Peje no es, pero ni de chiste, socialista) o de plano en el clasismo contra “los nacos, pobres e ignorantes que votan por Morena”. Nacos y pobres, a lo mejor sí somos, señora, pero ignorantes no, no me friegue! Que usted no sabe ni dónde está Venezuela #LOL

Los zombies antipeje no saben ni a qué le tienen miedo. La aversión hacia AMLO puede ser comprensible. Vaya, hasta puedo entender que encuentre en Anaya un candidato más cercano a su forma de pensar. Lo que me parece ridículo es ese miedo al Peje, ese terror a lo que pueda hacer con México. ¿Qué va a hacer?

Este texto de Antonio Salgado me parece de lo mejor y más sensato en estos días en los que tan poquita gente quiere detenerse a pensar con serenidad. Todo lo que podamos a criticar al Peje lo tienen los demás candidatos:
  • ¿Corruptos y oportunistas en su partidos? Check
  • ¿Alianzas aberrantes con partidos de ideología contraria o parásitos del sistema electoral? Check
  • ¿Zafios y magufos en el gabinete? Check
  • ¿Postura ambigua respecto a temas de equidad y justicia social? Check
  • ¿Conservadurismo disfrazado de progresismo? Check
  • ¿Propuestas trasnochadas desapegadas de la realidad mexicana? Check

Muchos temores carecen completamente de sustento. Aunque ha insistido mucho en fortalecer el mercado interno, AMLO se ha manifestado a favor del TLCAN y de una economía abierta; ni proteccionismo ni expropiaciones ni nada de eso han estado jamás entre sus proyectos declarados, ni en su historial como mandatario.

Tampoco es más autoritario que el cacique partidista promedio. Pero es insensato pensar en dictaduras y tonterías similares. El gobierno encabezado por AMLO no será más corrupto, ni más autoritario ni más incompetente de lo que hemos visto, ni de lo que serían sin duda los gobiernos encabezados por Anaya o Meade.

Ojo, que no pretendo hacer un Tu quoque. Estoy señalando esto para mostrar que no hay por qué temer más al Paje que a cualquier político. De hecho, en ese sentido, AMLO es dolorosamente ordinario. Ni mesías ni anticristo. Ni Chávez, ni Trump, ni siquiera Echeverría. Pero, por lo mismo, tampoco su proyecto tiene mucho que decir a su favor. ¿Qué tiene AMLO que presumir para ser “la esperanza de México”? ¿Se acabará la corrupción? Poco probable, con tanto corrupto en su coalición y dado su historial de resultados en el tema. ¿Promoverá políticas socialmente progresistas? Lo dudo mucho, con el PES entre sus filas, y con el mochismo propio de Andrés Manuel.

Como dice este caballero, en realidad existen varios Morenas. Está el de los izquierdistas comprometidos, desde radicales a los que no les parecería mal que de verdad AMLO nos convirtiera en Cuba o Venezuela (con todo el poder de su autoridad si es necesario), hasta progres moderados de café orgánico. Está también la bola de oportunistas y corruptos en espera de su hueso. Los izquierdosos convencidos quieren pensar que los aliados incómodos (especialmente el PES) tendrán poca influencia en las decisiones de gobierno; que de verdad, sólo están ahí para sumar votos y que sea posible, ahora sí, que Andrés Manuel llegue al poder para hacer lo que se necesita y regenerar la nación. Que la alianza no sólo es aceptable, sino que es una estrategia brillante.

¿Siquiera conocen al gabinete de Andrés Manuel? También quisiera creer que son los profesionales preparados y de ideas progresistas en su equipo (gente que me merece respeto y en la que deposito esperanzas tímidas), y no los corruptos, los magufos y los pseudointelectuales, los que tendrán peso. Pero me temo que esas esperanzas al final serán wishful thinking. Esas alianzas no son gratuitas, y si AMLO gana algo tendrá que pagar a todos los que lo apoyaron.

https://lopezobrador.org.mx/temas/gabinete-amlo/


Ahora, no digo que la opción de AMLO sea exactamente igual a las otras dos. Sí hay algunos puntos que me inquietan de verdad y otros que me esperanzan. Entre los que me esperanzan, están el hecho de que AMLO siempre ha tenido un compromiso real con la justicia económica. Vuelvo al texto de Antonio Salgado sobre lo que realistamente podemos esperar: redistribución de la riqueza a través de programas sociales, mejora de servicios básicos como salud y educación, que contribuya a una reducción de las desigualdades económicas tan monstruosas que estamos viviendo.

Por supuesto, como izquierdista, esto me parece muy bien. A los derechistas esto les parecerá distópico; ahí tienen una razón, no diré válida, sino comprensible, para oponerse a AMLO. Una discusión sobre la política de distribución de la riqueza y el Estado de bienestar requeriría un espacio que aquí no tenemos.

Pero, por otro lado, AMLO no ha prometido cobrar más impuestos a los que más tienen, en especial a esos grandes empresarios beneficiados por los regímenes panistas y priistas. Él dice que el dinero para esos programas sociales vendrá de lo que nos ahorraremos combatiendo a la corrupción. Todo bien, pues somos uno de los países más corruptos del mundo y mucha riqueza se pierde en corruptelas. Pero no sé cómo le va a hacer para acabar con ella, con tanto corrupto en su equipo. No sé si de verdad es tan ingenuo que piensa que poniendo el ejemplo él mismo todos dejarán de ser corruptos. No sé si es que tiene un plan real, pero lo mantiene en términos generales y abstractos para no asustar a alguien…

La razón que más me entusiasma para votar por el Peje son aquellos que le temen al Peje. Pienso que lo más ilustre que tiene Andrés Manuel son sus enemigos: Priistas, panistas, empresarios corruptos, derechairos en general… El maldito statu quo. La clase pudiente cegada por sus privilegios y carcomida por sus prejuicios a la que Anaya representa. La tecnocracia indiferente a la vida real de los mexicanos reales a la que Meade representa. La élite extractiva que se hace rica con la miseria de millones de mexicanos. Están temblando de miedo, y merecen temblar de miedo. Porque, como lo veo, esta elección es entre un statu quo podrido que ya no da más de sí, y una alternativa que puede salir bien o mal, pero que no hemos probado.

De hecho, lo que temo no es que el Peje vaya a ser otro Chávez (si alguien lo cree, permítanme que lo señale con el dedo y me ría), sino otro Fox: alguien elegido para destruir al statu quo, pero que resultará que el statu quo se perpetuará a través de él. Que baste con que vayan a pedirle perdón y un lugar a su lado para que la misma clase política de siempre termine en el poder, mientras el pueblo se queda esperando el cambio.

Creo que la oportunidad del cambio en México está en la organización de la ciudadanía, no en la redención que prometan los gobernantes. Pero claro, hay que juzgar bajo qué gobiernos una organización ciudadana fuerte puede ser más factible. Me gusta pensar que una victoria de AMLO desajustaría la estructura partidocrática, con los poderes y niveles de gobierno divididos entre los diferentes partidos. Sin un poder monolítico, esta situación podrían aprovecharla las organizaciones de la sociedad civil, los candidatos independientes, los grupos activistas, que tendrían una mayor oportunidad de crecer y tener influencia en el rumbo del país.

Peeero… Estas elecciones, tan polarizantes, han hecho que la gente saque sus mejores dobles estándares y malabares del sesgo cognitivo. Lo que en su candidato es pasable, en el otro es imperdonable. Temo que este clima vaya a seguir así durante los siguientes años. Que los zombies antipeje hagan imposible cualquier reforma positiva, bloqueándola nomás por el resentimiento que le tendrán al nuevo gobierno. Temo que los pejezombies sean incapaces de reconocer cuando AMLO cometa errores o sus allegados sean cachados en actos de corrupción, y lo nieguen todo diciendo que es un compló contra su líder.

Así que, como ven, estoy confundido y contrariado con estas elecciones. Si se tratara de atenerme a mis principios, anularía mi voto y los mandaría a todos al carajo. Pero eso de mantenerse ideológicamente puro es un privilegio que no podemos darnos en estos tiempos. Así que, por pragmatismo, voy por el Peje, para luego ser tan crítico con él como lo fui con el idiota de Calderón y el imbécil de Peña. Porque, obvio, ni maiz que voto por el PRI o el PAN.

En conclusión, la pasión que despierta AMLO tendrá que explicárnosla la sociología. Él no merece ni nuestros miedos ni nuestras esperanzas. A menos que nuestros miedos sean muy mezquinos y nuestras esperanzas sean muy mediocres. En ese caso, nos merecemos a AMLO.

jueves, agosto 31, 2017

Me Dueles Mexico

Buenos dias, tardes o noches mis estimados lectores.

Hoy quiero mostrarles una simple gráfica. Sencilla, basada en estadísticas. Pero contundente, porque muestra el camino que ha seguido nuestro país en la última década. No proviene de ningún sitio alarmista, ni de medios que se la pasen criticando a nuestro gobierno sólo porque sí. No son invenciones de chairos que mejor deberían ponerse trabajar. Son datos duros y fríos. Aquí la tienen:



Nos muestra la incidencia de muertes violentas en México. Como en todo el mundo durante el siglo XX la tendencia iba hacia una baja gradual pero constante. A partir de 2006, sin embargo, la violencia se disparó hacia arriba otra vez. ¿Por qué? Porque ese año el entonces presidente, el panista Felipe Calderón Hinojosa, inició la "Guerra contra el narco"

Eso es lo que nos ha dejado esa guerra, continuada por el actual presidente Enrique Peña Nieto. No menos drogas, sino más violencia y más muerte, violaciones a derechos humanos de civiles inocentes, el resentimiento de la clase militar y miles de cadáveres en fosas clandestinas [aquí]. Cien mil muertos y mas de 30 mil desaparecidos [aquí]. 

Cuando alguien les diga que extraña a Calderón y que quiere reelegirlo en la figura de su esposa, muéstrele esta gráfica. Quizá no lo conmueva, quizá responda "pues así son las guerras", quizá sea de las personas que, por privilegio de clase, no han tenido que poner los muertos de este conflicto. Pero si tienen algo de conciencia, empatía y honestidad intelectual, alguna fibra les tocará.

Estamos en 2017. Miroslava Breach, periodista de Chihuahua, fue asesinada en marzo, mientras llevaba a su hijo a la escuela. Había dedicado su carrera a escribir sobre el narco; era una periodista incómoda.


Ema Gabriela Molina se había separado de Martín Alberto Medina, involucrado con el gobierno del priista Andrés Granier en Tabasco. Él secuestró a los hijos de ambos y ella luchó años para conseguir la custodia. Poco después de que lo lograra, fue asesinada en Mérida el pasado mes de abril.

El 10 de mayo fue asesinada Miriam Rodríguez en Tamaulipas. Tras la desaparición de su hija, ante la ineptitud o falta de voluntad de las autoridades, ella se dedicó a buscarla. Encontró sus restos dos años después y tras ello se dedicó a seguir ayudando a las personas a buscar a sus seres queridos desaparecidos.

A los pocos días fue asesinado el periodista Javier Valdez, querido y admirado por muchos en el gremio. Le había dedicado varios libros y reportajes al narco en México. Consideraba que su misión era darle voz a las historias que pasaban desapercibidas en los medios. Había que luchar contra la indiferencia y el olvido [aquí]. Poco después fueron atacados a tiros Sonia Córdova y Jonathan Rodríguez, ambos periodistas de Jalisco. Él perdió la vida y ella acabó en el hospital [aquí].

Como bien dice Jan Jarab, todo asesinato es una tragedia y una injusticia, pero cuando se mata a periodistas o activistas, se matan oportunidades para hacer un mundo mejor. Pero eso duele tanto y por eso da tanto miedo y tanta rabia. Porque en México pedir justicia es causa de muerte.

Más de 120 periodistas han sido asesinados en México en la última década. Treinta y seis en lo que va del sexenio de Peña Nieto. Seis de ellos sólo en los últimos cuatro meses [aquí]. Nuestro país es el más peligroso para el periodismo después de Siria y Afganistán, ambos en situación de guerra [aquí]. De hecho, México es el segundo país del mundo con más muertes en el contexto de un conflicto que amenaza la seguridad nacional [aquí]. Aunque cabe aclarar otros países tienen más muertes violentas relacionadas con otros fenómenos sociales (Brasil y Honduras tienen más muertes por delincuencia, por ejemplo), no es de mucho consuelo.

Ahora quiero mostrarles otra imagen. Se trata de una fotografía de 2012, año de la campaña presidencial y triunfo electoral de Enrique Peña Nieto, que marcó el regreso del PRI a Los Pinos después de 12 años de alternancia. Muchos temíamos que aquel fuera un retroceso histórico, pero los priistas aseguraban que ésta se trataba de una nueva generación de políticos, modernos, preparados y visionarios. La foto muestra a Enrique Peña Nieto presumiendo a los 19 gobernadores priistas. ¿Qué ha sido de ellos?

Diez de ellos están siendo procesados por diversos delitos, se encuentran prófugos de la justicia o han sido señalado por la prensa, ONGs u otras instituciones. Entre ellos se encuentran César Duarte, Javier Duarte, Andrés Granier, Mario Anguiano, Fausto Vallejo, Rubén Moreira, Roberto Borge, Egidio Torre, Rodrigo Medina y Roberto Sandoval. Ésta es una imagen que hay que mostrar cada vez que un priista defienda a su partido. Es una foto que México no debe olvidar.

México está sufriendo la generación de gobernadores más corrupta en su historia [aquí], principalmente priistas, pero también algunos panistas y perredistas. Ya ni siquiera encontré espacio en esta nota (o el ánimo) para abundar sobre el caso Odebrecht, el escándalo de corrupción internacional más grande de los últimos años y en el que parecen estar involucrados funcionarios mexicanos [aquí]. ¿Por cierto, alguien se acuerda de los Panamá Papers?

Esto es solamente una muestra, un resumen del panorama del país. No son problemas inventados, ni casos que sólo afecten a unos cuantos, ni pretextos para "los chairos que siempre protestan por todo". Ésta es la realidad. 

¿Le extraña a alguien que haya quien de verdad sienta que le duele México?

Mi propósito no es deprimirlos ni desanimarlos. Al hablar de cosas malas siempre se corre el riesgo de generar en quien escucha una apatía producto del sentimiento de impotencia. "Si no puedo hacer nada al respecto, ¿para qué me mortifico?". 
La tentación es retraerse hacia la vida privada, que de por sí tiene muchos problemas. "Mientras me vaya bien a mí, ¿para qué cargar con el peso del mundo en los hombros?". Pero si la situación sigue empeorando, tarde o temprano te tocará a ti o a tus seres queridos, ya sea en forma de la inseguridad, los problemas económicos o la arbitrariedad del poder corrupto. Cuando los precios se inflen y el sueldo te alcance para cada vez menos, cuando las calles de ciudad se vean invadidas por la inseguridad, no te será de mucho consuelo el ser una buena persona que cumple con sus responsabilidades individuales y no se mete con nadie. Estos problemas no se van a ir pensando "hay que chingarle y trabajar duro" o "el cambio está en uno mismo".

Estos son problemas colectivos que requieren de soluciones colectivas. Necesitamos reencontrarnos los unos a los otros, recomponer nuestro tejido social, organizarnos como sociedad civil en contra tanto del crimen organizado como de la clase política. De los partidos podemos esperar de poco a nada. A lo mucho, podríamos calcular bajo qué gobierno resultaría más fácil organizarnos para empezar a componer esta sociedad; sobre qué gobierno sería más efectivo ejercer presión para que hagan lo que se necesita.

No puedo ofrecerles soluciones. Pero estoy seguro que el seguir atomizándonos, el seguir con el individualismo sin empatía por nuestro prójimo, con el desinterés por los temas políticos y sociales, con la ceguera elegida ante la situación del país, con la cerrazón ideológica y el tribalismo, no nos va a llevar a ningún lado, sino a más dolor para todos.